CABALLO CRIOLLO
Caballo Criollo:
Por caballo criollo se conoce a una raza equina que se distribuye por toda América del Sur, en América Central y América del Norte. En los distintos países del continente se ha ido desarrollando de diverso modo y en especial en el Perú. El caballo criollo es la raza característica de los andes del Perú y cada año son más quienes lo crían, lo utilizan para las duras tareas del campo, o lo disfrutan en sus momentos de ocio.
Características:
El caballo criollo es considerado uno de los caballos de resistencia en el mundo, famoso por las marchas de resistencia que se llevan a cabo en Argentina y Uruguay, es un caballo apto para el trabajo en cualquier ámbito, se usa como caballo de silla, de paseo, caballo de trabajo, caballo para terapias de rehabilitación física y psicológica, es un caballo muy versátil. Un excelente compañero para nuestras travesías.
Su carácter es amable y siempre dispuesto a complacer a su jinete, a veces algo territorial por su desarrollo en el medio ambiente natural. Bastante enérgicos y valientes.
Orígenes:
El caballo criollo es descendiente del caballo ibérico traído por los españoles a América. Un compuesto genético de caballos derivado del caballo berberisco del norte de África, del caballo del Valle del Guadalquivir en Andalucía y otros que se agrupaban en el género de caballos de trabajo llamados “jacas” o “rocines”. Ya en América, algunos de ellos escaparon de las haciendas y misiones religiosas o fueron robados por los nativos. En el campo formaron grandes tropas y expuestos a un entorno salvaje, la selección natural y la endogamia, les fijaron características genéticas propias. Cabe indicar que estas líneas genéticas están total o virtualmente extinguidas en la España y Portugal actuales.
Sólo los más fuertes lograron sobrevivir y reproducirse, aprendiendo a defenderse de los peligros tales como pumas y otros depredadores, soportando además climas extremos. Los pueblos aborígenes, increíblemente adaptables al “monstruo invasor”, aprendieron a adaptarlo a su modo de vida y lograron una relación simbiótica con el caballo, a tal extremo que en el presente se sigue ampliando el estudio de la “doma india”.